
El lector anda bloqueado con el alpiste que los periódicos regionales reparten a puñados a diario, en medio de una servil inclinación hacia los que gobiernan, esto es, los señoritos que manejan la pasta de todos los murcianos, los de la Cerrichera, los que quieren cargarse el centro de Murcia con un aparcamiento pese a las 70.000 firmas en contra (suma y sigue); los parientes de los que les importa un pito y una flauta que se construyan chalés, dúplex y triples junto a Sierra Espuña, el Paretón o Las Cabezuelas, pasándose los espacios naturales, el campo de toda la vida y los yacimientos arqueológicos por salva sea la parte; en fin, los del vía libre a los disparates, abusos y negocios urbanísticos, que es en lo que se ha convertido la política municipal para desgracia de los pueblos y los ciudadanos que desean vivir progresando en equilibrio.
La prensa murciana, digo, que rechaza los comunicados de la dignísima plataforma que lucha por que el Plan General de Ordenación Urbana de Totana sea devuelto a los corrales sin la ayuda de los mansos. Plan que en estos momentos es el ansia del equipo de “gobierno” municipal por la escasez de viruta, pues hay que atender a la marcha de la casa, sobre todo a ese 70% del presupuesto que se lleva el personal, que dobla –y más- lo recomendable en los Ayuntamientos.
Proyectos que especulan con la tierra, que no resuelven los problemas de la primera vivienda, especialmente para nuestra juventud, y que vienen a salvar del naufragio a los ayuntamientos a causa de los desatinos de sus alcaldes, que son los que llevan a su tropa a poner la firma en determinados , una figura administrativa pensada para ser llevada a cabo con carácter excepcional y no como el convenio nuestro de cada día. ¡Qué mal huelen algunos convenios! Y los señores Carrión y Reina, por citar a este dúo tan dinámico, nos los quieren meter doblados sin pasar por la turmix.
Mientras tanto, nuestros periódicos lanzan sus ediciones metiendo y sacando alcaldes de la cárcel, que si sale, que si entra, hasta que aparece el Presidente Valcárcel, y se despacha diciendo, con ocasión de la intriga en torno a Juan Escudero, que “estas cosas no están bien y que no son buenas para Murcia”. ¡Toma!... Y yo le pregunto a don Ramón Luis: .-Señor Presidente, y lo del alcalde de Totana, ¿a qué contribuye?... Y lo de Juan Morales, ¿qué le parece? Pero, claro, como ya lo han “echado” del pepé, pues no sabe no contesta, y así les luce el pelo, carabí.
Pero la culminación de la indecencia política es la de que Totana tiene un alcalde que está ejerciendo desde la cárcel. Pero don Ramón Luís no dice nada, y acepta con su pepé el aliento casi místico que recibe en Totana-Infantilandia, donde se siguen pidiendo firmas ¡¡¡para su excarcelación!!!, desafiando los autos de los jueces, por parte de la pintoresca plataforma que vino al mundo para defender el buen nombre de Totana, pero que al ver que el nombre ni se resquebrajaba ni se hundían los cimientos de la antigua Deitania Urbs de los romanos, cambió de objetivos y se dedicó a la noble tarea de la redención penal del alcalde, posibles delitos aparte, que eso es, al parecer, lo que menos importa.
Alcalde que continúa en Sangonera alimentando sus sueños de alcaldía y en cuyo nombre –así nos consta- sus inmediatos piden entrevistas oficiales en algunas dependencias de la Administración. Mismamente como los caballos de El Cid y de Santiago el Hijo del Trueno, ante los que la morería, con sólo oír sus nombres y sin cabalgar sobre ellos, se ponían firmes o salían cortando, paisa.