En alguna ocasión, en artículos e intervenciones al caso, he puesto de manifiesto el buen nivel cultural que en Totana, en los últimos diez años, se ha ido logrando gracias al alto número de edición de libros, formando así una importante bibliografía sobre nuestro pueblo. En este terreno todos los gobiernos locales, sin distinción de colores, respondieron de forma adecuada ante este importante reto cultural. A esto, pero a distancia, se unía la proliferación de “medios de comunicación”, que, en teoría, ofrecían un buen plantel de opciones lúdico-informativas..
"Medios de comunicación”, de los que lamento decir que se ven envueltos en un auténtico naufragio en alta mar. Desde la más pura tendenciosidad para magnificar al que paga y amenaza, hasta el más elocuente silencio cuando no conviene, pasando por la ausencia más absoluta de crítica para no molestar, los lamentables acontecimientos que están envolviendo a Totana en este último año y medio son sistemáticamente tergiversados, moldeados o silenciados, cuando no aclamados, y certifican que eso de “medios de comunicación” resulta una falacia, sin cancha ni opción para los que opinan lo contrario. Esto se llama clientelismo, pesebrismo, amiguismo y temor a quedarse sin pienso municipal. Un panorama desolador. Ya no se trata de ejercer una postura de apoyo al poder, que sería lícita, sino de ponerle una mordaza a los opositores con su crítica o a los hechos escondiendo su realidad. La historia sabrá pasar factura, engrosando la cola de acreedores de un Ayuntamiento gobernado por unos auténticos picapiedras de la política, anclados en su prehistoria con un alcalde metido en su caverna megalítica.

Llamemos las cosas por su nombre y no confundamos. En Totana los artificieros del pepé han construido para los “medios” un enorme botafumeiro de grueso calibre que ni el de la catedral de Santiago de Compostela. A pesar de tan religiosa operación no hay ningún medio de comunicación como Dios manda. Más bien, como en los famosos discos, hay mucha “Voz de su Amo”. Ya saben: el perrito y el altavoz.