- El capitán Andreo

El pertinaz y recalcitrante alcalde de Totana, agazapado en la más ramplona atasquería política, no quiere dejar el cargo ni bajo prescripción médica. Después de que la prensa regional le haya dedicado varios rutilantes titulares de portada, repartiendo los meneos con su antiguo jefe de filas y maestro en asuntos de corruptelas administrativas, señor Morales, declaró días atrás que, como todo buen capitán, no abandona el barco, aunque éste ya está más perdido de Carracuca, con toda la tripulación a bordo, para vergüenza, escarnio y mofa de este pueblo que no reacciona ni a tres tirones, aunque ahora ya no ve tanto misticismo mesiánico en su alcalde, que acaba de perder la protección oficial del presidente Valcárcel, que sentenció a su antiguo protegido con sus lapidarias últimas declaraciones.

Metido a capitán de navío y acudiendo a uno de los más sobados tópicos, demostrando, todo a la vez, su medianía, su indigencia política, su escasa talla cívica, su inverecundia y su desprecio a los principios de la democracia y al cargo que ocupa –de una indignidad rayana en lo extraterrestre-, el señor del Paretón quiere tiempo para reflexionar y ver qué hace, que aquí puede pasar de todo (si no, al tiempo).

Mientras tanto, se apunta a aparecer en la lista de los grandes naufragios de la Historia al frente de su barco “Totánic”, según el cómic que circula por esta web, y que chocó estrepitosamente con unos grandes escollos de corrupción y perversas prácticas de gobierno municipal a tenor de las sabrosas escuchas telefónicas. De sus contenidos descubrimos toda una floresta de situaciones que le sacarían los colores a los “poyos de la torre”, todo ello aderezado con un catálogo de pobres recursos dialécticos de este político tan policromado, donde predomina una gama tricolor formada por el gris, el negro y el verde.

Lo que está sucediendo en Totana es extremadamente vergonzoso y lamento que parte de mis paisanos tengan un alto protagonismo en este despropósito y se empecinen en no quitarse la venda de los ojos, llamar a las cosas por su nombre y dejarse ya de misticismos de saldo. Totana no puede seguir siendo gobernada por un expresidiario ni esté apoyado por una pandilla de políticos de parvulario, con síntomas de imputaciones para algunos concejales, ni tener un Plan General reo de corrupción urbanística con miles de alegaciones y hasta con la patronal en contra. Y mientras tanto, el pepé murciano inaugura su temporada de zarzuela cantando “La del manojo de rosas” en la Asamblea Regional con el presidente de la Comunidad metido a lírico y repartiendo clavelitos en el debate sobre el estado de la Región.

Estamos asistiendo a situaciones nunca vistas. No me extraña desde las posiciones que nos llegan, pues basta comprobar hasta donde alcanza el empecinamiento del señor Aznar, don José María, surgente fuente donde beben tantos políticos y se acomodan tantas posiciones fuera de traste de su partido, sin ir más lejos, como ocurre en Totana.

Como el señor Andreo, don José el Empecinado, se ha puesto la gorra de capitán y sigue abordo, impertérrito, contumaz y sin el más mínimo rubor, nosotros le invitamos a que participe en ese juego tan español de los barcos y le lanzamos la primera andanada por la línea de estribor, ya que tenemos muy clara su posición:

.- ¡A-8!
.- ¡Tocado!

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- Alcaldes al teléfono

Andreo, como así llama la prensa regional al todavía alcalde de Totana, se ha convertido en inquilino de las primeras páginas de estos días, una vez que el sumario de la “Operación Tótem” ha sido desvelado, ofreciéndonos sabrosas perlas telefónicas de los dos principales encausados, de los que Totana ha tenido la desagradable experiencia de tenerlos como alcaldes, aunque aquel sigue obstinado en su desvergüenza de seguir ostentando un cargo que ya le vino demasiado grande para su escasa formación desde el primer día.

Desconozco si en los momentos de escribir estas líneas, Andreo ha presentado su dimisión, pues es lo menos a que está obligado un individuo de semejante calaña política, cívica y social que pasea sus delitos y sus efluvios carcelarios por un pueblo que está rebasando todos los límites de la tolerancia y se da de bruces todas las mañanas con titulares a cuatro columnas, desvelando las hazañas de una trama que cada vez va teniendo menos secretos y más implicaciones de esta pareja de que han dirigido los destinos de un pueblo de 30.000 habitantes. Por cierto, ¿no tiene nada que decir la plataforma que tanto coñazo dio con el encarcelamiento del alcalde? ¿O siguen en su erre que erre?

Las escuchas telefónicas desveladas lo mismo hablan de las bragas de una alcaldesa que del peligro de que Dios se entere de tanto choriceo y reparto de beneficios, como si de una empresa se tratase, y mucho decir “hostia, hostia” y pasarse la seriedad de un Juzgado por salva sea la parte. Pero queda claro que para el aborigen del Paretón todo vale con tal de que no se entere ni Dios.

Lo del señor Morales, reconozcámoslo, tiene un cariz mucho más internacional, como más refinado, diríamos. No hay más que recordar lo que nos dice al respecto: “Cuando me jubile me iré a vivir a las cataratas de Iguazú”. Lo que, a mi juicio, sería una consecuencia de la campaña “Agua para todos”, esa horrorosa pancarta que, por orden suprema del pepé, afea tantos balcones de ayuntamientos de la Región, Totana incluida. Claro que vivir en las cataratas de Iguazú debe resultar algo molesto con tantos saltos de agua. Uno, que también anduvo por estos parajes entre Argentina, Brasil y Paraguay, y que no son otra cosa que la confluencia de dos grandes ríos, el Iguazú y el Paraná, anhela el agua como buen murciano pero no hasta esos extremos en un lugar plagado de mosquitos, reptiles, selva y humedad. Así que cada mochuelo a su olivo.

En fin, que el teléfono y lo que nos enteramos a través de las escuchas está animando el patio, aunque los implicados, cada vez más implicados y cada vez más protagonistas, se agarran a un enlucido con tal de esquivar lo que se les puede venir encima. En el caso de Morales, con su imprevista e inoportuna depresión -¡hay que ver qué coincidencia más tonta!- su figura ha desaparecido de los escenarios políticos, que no de los medios de comunicación, en los que aparece triunfante y en plan estrella de la operación. El caso de Andreo es muy distinto, ya que, por lo visto, no siente la más mínima vergüenza de acudir al Ayuntamiento para continuar siendo alcalde, desprestigiando el cargo y escribiendo la crónica más negra de la historia municipal de Totana, que contempla de brazos cruzados, salvo los testimonios de los partidos de izquierda y la ciudadanía a la que no se le puede ir con cuentos chinos, plataformas de andar por casa y esas cosas que discurren tan tristemente por este pueblo, el disparate tan grande que está protagonizando este alcalde y el equipo de gobierno que lo sostiene, con el beneplácito del excelentísimo señor presidente de la Comunidad Autónoma, señor Valcárcel, presidente también de su partido.


Señor Andreo: una vez más, y ojalá fuese la última, le digo: “Por pudor,
vergüenza política, ética ciudadana y por tanta cara dura, márchese a casa y
deje ese sillón donde nunca supo acomodar sus nalgas”.

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