- Lo que está en juego

Está visto que el Tótem y la Ninette, chico y chica, vamos, la parejita, sólo son los personajes más conocidos de una lista de damnificados de este bochornoso asunto del ladrillo, que hasta la fecha no ha concitado la repulsa popular que cabría esperar de unas prácticas tan desleales y punibles por parte de algunos Ayuntamientos. La realidad nos muestra un escenario propio de un choriceo de salón, con acusaciones de lo más heterogéneo: cohecho, falsificación de documento público, prevaricación, información privilegiada, infidelidad en la custodia de documentos, malversación de caudales públicos, blanqueo de capitales, falso testimonio... ¿Toman nota los que se resisten a tomarla?
El lector anda bloqueado con el alpiste que los periódicos regionales reparten a puñados a diario, en medio de una servil inclinación hacia los que gobiernan, esto es, los señoritos que manejan la pasta de todos los murcianos, los de la Cerrichera, los que quieren cargarse el centro de Murcia con un aparcamiento pese a las 70.000 firmas en contra (suma y sigue); los parientes de los que les importa un pito y una flauta que se construyan chalés, dúplex y triples junto a Sierra Espuña, el Paretón o Las Cabezuelas, pasándose los espacios naturales, el campo de toda la vida y los yacimientos arqueológicos por salva sea la parte; en fin, los del vía libre a los disparates, abusos y negocios urbanísticos, que es en lo que se ha convertido la política municipal para desgracia de los pueblos y los ciudadanos que desean vivir progresando en equilibrio.
La prensa murciana, digo, que rechaza los comunicados de la dignísima plataforma que lucha por que el Plan General de Ordenación Urbana de Totana sea devuelto a los corrales sin la ayuda de los mansos. Plan que en estos momentos es el ansia del equipo de “gobierno” municipal por la escasez de viruta, pues hay que atender a la marcha de la casa, sobre todo a ese 70% del presupuesto que se lleva el personal, que dobla –y más- lo recomendable en los Ayuntamientos.
Esta es la hora en que la prensa regional está por plantearse en sus páginas el modelo de desarrollo en torno a la construcción desaforada que nos quieren imponer en nuestros pueblos. Hablan del Tótem la Ninette, del diputado, de los alcaldes, sí, pero sin detenerse a analizar los grandes desequilibrios de unos programas constructivos basados en una demanda inexistente y en un modelo a base de paraísos de engañifa, que son un auténtico enemigo a batir en nuestros pueblos, que deben crecer en armonía y en la diversidad. Ladrillos para hoy, paro para mañana.
Proyectos que especulan con la tierra, que no resuelven los problemas de la primera vivienda, especialmente para nuestra juventud, y que vienen a salvar del naufragio a los ayuntamientos a causa de los desatinos de sus alcaldes, que son los que llevan a su tropa a poner la firma en determinados , una figura administrativa pensada para ser llevada a cabo con carácter excepcional y no como el convenio nuestro de cada día. ¡Qué mal huelen algunos convenios! Y los señores Carrión y Reina, por citar a este dúo tan dinámico, nos los quieren meter doblados sin pasar por la turmix.
Mientras tanto, nuestros periódicos lanzan sus ediciones metiendo y sacando alcaldes de la cárcel, que si sale, que si entra, hasta que aparece el Presidente Valcárcel, y se despacha diciendo, con ocasión de la intriga en torno a Juan Escudero, que “estas cosas no están bien y que no son buenas para Murcia”. ¡Toma!... Y yo le pregunto a don Ramón Luis: .-Señor Presidente, y lo del alcalde de Totana, ¿a qué contribuye?... Y lo de Juan Morales, ¿qué le parece? Pero, claro, como ya lo han “echado” del pepé, pues no sabe no contesta, y así les luce el pelo, carabí.
Pero la culminación de la indecencia política es la de que Totana tiene un alcalde que está ejerciendo desde la cárcel. Pero don Ramón Luís no dice nada, y acepta con su pepé el aliento casi místico que recibe en Totana-Infantilandia, donde se siguen pidiendo firmas ¡¡¡para su excarcelación!!!, desafiando los autos de los jueces, por parte de la pintoresca plataforma que vino al mundo para defender el buen nombre de Totana, pero que al ver que el nombre ni se resquebrajaba ni se hundían los cimientos de la antigua Deitania Urbs de los romanos, cambió de objetivos y se dedicó a la noble tarea de la redención penal del alcalde, posibles delitos aparte, que eso es, al parecer, lo que menos importa.
Alcalde que continúa en Sangonera alimentando sus sueños de alcaldía y en cuyo nombre –así nos consta- sus inmediatos piden entrevistas oficiales en algunas dependencias de la Administración. Mismamente como los caballos de El Cid y de Santiago el Hijo del Trueno, ante los que la morería, con sólo oír sus nombres y sin cabalgar sobre ellos, se ponían firmes o salían cortando, paisa.

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- Flecos y flequillos de la “operación Tótem”

La “operación Tótem·” viene siendo un magnífico caldo de cultivo para echar la simiente de la mano de la santa trinidad formada por don Mariano, don Ángel y don Eduardo, la troika de la calle Génova, por citar sólo a la patronal, el epicentro de la estrategia de un partido que se agarra a un enlucido, gusta de garbillar el agua, pone puertas al campo, le pide peras al olmo y pone la carreta delante de los bueyes, con tal de difundir su doctrina y sus dislates, teniendo en cuenta el alto nivel de credulidad de sus mesnadas.
Un asunto que está quedando bastante claro es cómo un partido que hasta hace unas semanas aplaudía y recibía poco menos que en olor de santidad política a su ex alcalde y diputado, señor Morales, de la noche a la mañana pasa a ignorarlo, haciendo la vista gorda, ejercitando el disimulo, haciéndose el sueco con tal de que sus siglas no sean mancilladas, manchadas ni pasadas por la turmix de descrédito. Y eso que todavía no ha comenzado a declarar.
Los jefes de Murcia dicen ahora: “este señor ya no tiene nada que ver con nuestro partido”, mientras declaran montar un equipo de abogados para defender a los imputados y en Totana se dedican a enaltecer a su alcalde (que no dimite ni a tres tirones), al que sus más allegados le buscan un puesto en los altares, proceso en el que no le faltará ni iglesia ni altar para su peana. .
Según la sinuosa plataforma, el día del cumpleaños del alcalde es la fecha elegida para una nueva concentración, de la que esperamos dos cosas: primera, que asistan 50.000 personas, repelando el censo; y 2ª, que a la Policía Local les compren unas gafas (no progresivas, sino progresistas) para contar el personal como Dios manda y como les enseñaron en el colegio, y no como al equipo de gobierno le interese. Más adelante, por ejemplo, para el día de su santo, si es que continúa en el establecimiento penitenciario, la plataforma podría organizar una procesión, con campanillas y todo, con salida de la iglesia de las Tres Ave Marías, pongo por caso.
Otros flecos siembran de especialidades totaneras los escenarios de la “operación Tótem”, como las teorías del encarcelamiento del alcalde (que parecen de chiste), la valoración de las imputaciones, confundiendo el culo con las cuatro témporas, los comunicados del alcalde (felicitación de navidad, epístola a sus paisanos codeándose con Dios, declaraciones varias, etc.) y casi la más gorda de todas: el intento de querer hacer válido el Plan General de Ordenación Urbana de Totana sin fumigar el catálogo de convenios urbanísticos.
Mientras comprobamos lo que nuestros políticos son capaces de hacer jugando con el futuro de nuestro pueblo, poniendo la alfombra a personas y grupos que sólo buscan la viruta rápida, cepillando lo que haya que cepillar, para sentenciar el equilibrio económico-social de Totana, asistimos al rezo de un rosario de desatinos que están conformando unas páginas nada brillantes de la historia moderna de nuestro pueblo, especialmente por la desconsideración que está recibiendo la Justicia y por la falta de sentido común de algunos cientos de mis paisanos. ¿O son miles? Bueno, que los cuente la Policía Local.

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- Totana o el esperpento

Desde que se destapó el frasco de las esencias urbanísticas con sabor a corruptela en Totana, nos encontramos con un alcalde encarcelado y poco menos que propuesto para subir a los altares o acreedor a un monumento ecuestre en su Paretón natal, promovido por sus enardecidos seguidores, por obra y gracia de los “favores” políticos que se le atribuyen, y que la justicia denomina “delitosfans".

Y, ¡cómo no!, un ex alcalde y actual diputado en huelga de sillón que no renuncia ni a la viruta ni a su acta de diputado, experto en historias de ladrillos y convenios urbanísticos a la carta, hoy escaqueado de la Asamblea Regional, añorando quizás sus buenos tiempos de baranda de Totana con aquellos gloriosos días de paellas y roscones en la Balsa Vieja, el gran comedor de campaña del pepé, que tan buenos resultados le viene dando.

Rozando el mes y medio de enseñar las vergüenzas políticas el equipo de gobierno de nuestro Ayuntamiento, aquí no sólo no ha dimitido nadie sino que el alcalde, desde la trena, en plena fase Sangonera y haciendo símiles con la misma divinidad en una epístola que es una auténtica perla de la literatura carcelaria, ha dicho que desea seguir en el sillón.

Pero en el ayuntamiento falta viruta y el alcalde en funciones y el portavoz del grupo se van a la capital en busca de árnica ante una situación económica insostenible que va camino de la quiebra.

He aquí una acción propia de un grupo político con un peregrino sentido de la democracia y el consenso. Como si aquí no hubiera pasado nada, los susodichos quieren colar el PGOU, absolutamente bajo sospecha, contestado, criticado, cuestionado en sus grandes líneas y en sus ansias urbanísticas, cuyo resultado ya vamos viendo con el primer botón de muestra (y si esta es la muestra, ¡cómo será el paquete!), mientras el alcalde se dedica en la cárcel a mostrar su inquebrantable vocación de alcalde, ante el estupor de los ciudadanos con los cables en su sitio, esto es, sin cruzar. Esto lo podemos adjetivar como surrealista, esperpéntico, peripatético (no aristotélico) y políticamente descabellado.

Y en Murcia, ¿qué pasa mientras tanto? Pues, mientras tanto, en Murcia pasa que el señor presidente, don Ramón Luis, no cesa de resbalar y de desdecirse. En un principio –dijo muy solemne- cualquier imputado (vamos, cualquier chorizada de uno de los suyos) sería castigada con junco y caña verde. Después, a la vista de que el chorizo era de notables dimensiones, nos dice que con sólo 8 imputaciones de delito 8, “no se tomarán medidas hasta que se conozca la sentencia”. Y, finalmente, cuando el periodo de encarcelamiento rebasa el mes y el asunto se pone bastante feo, el señor presidente nos dice que “el alcalde no ha metido la mano”, así que ya le pueden imputar los jueces. Aquí no pasa nada y si te he visto no me acuerdo.

Por no irnos a otras latitudes (La Zerrichera, Torre Pacheco…) donde su partido y el urbanismo ladrillero salvaje están a partir un piñón, el señor Valcárcel, secundado por el jefe de filas de Murcia y alcalde, se dedican a hablar del contubernio de los socialistas con los jueces antes de reconocer que algo huele a podrido en torno a sus siglas con estos pelotazos y negocios

urbanísticos donde mi pueblo, ¡qué alegría, madre!, está apareciendo por todos los papeles, ondas y pantallas nacionales, a pesar de la rocambolesca plataforma por el buen nombre de Totana, que, paradójicamente, tendría que protegernos de la fama de otros nombres pero con apellidos. Lo dicho: un esperpento lo de mi pueblo.

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- Desde Sangonera con amor

Está visto que el episodio del alcalde de Totana entre rejas, con la consiguiente pataleta de sus allegados, está logrando la más altas cotas de ridículo, desfachatez, ignorancia cívica y desprecio a las instituciones que nos hemos tropezado en nuestra existencia de ciudadanos tirando a normales y corrientes.
Pero la historia no termina con las camisetas (“Yo también soy Pepe Martínez”), cuyos fondos podrían haberse considerado como ingresos extra-presupuestarios del Ayuntamiento de Totana, tan esquilmado de viruta desde que los convenios urbanísticos están bajo la picota: ni con la concentración navideña ante la cárcel, liturgias civiles y religiosas incluidas y aparte, y las manifestaciones que nos llegan del triste y endeble invento de la plataforma y las de la presidenta en funciones del pepé totanero, que harían saltar el corrector de textos de cualquier sistema informático,
Ahora, el guión se ha trasladado a la actividad municipal desplegada por el alcalde desde su celda o desde el recreo, tanto da. Como si aquí no hubiese pasado nada y todo esto perteneciera al género ciencia-ficción, el alcalde –ese “tigre político”, como le llama su concejal portavoz del grupo municipal popular, seguramente porque debe andar de uñas, no es para menos- no sólo se permite el fino detalle de mandar a sus convecinos de Totana una felicitación navideña con una buena carga nostálgica y sentimientos familiares (totalmente legítimos y comprensibles) todo espolvoreado con el azúcar de su consideración de inocente y lanzando el mensaje –poco navideño éste- de que hay una especie de confabulación y que Dios hará justicia. .
Ahora acabamos de leer y escuchar que el alcalde, que ya lleva más de un mes en prisión, y cuya estancia no tiene precisamente el carácter de una excursión ni de una broma pesada por parte de los jueces, va a presentar los presupuestos 2008 del Ayuntamiento de Totana. Estamos ante una tomadura de pelo con desprecio a los totaneros y desafío a lo que la Justicia con mayúsculas está investigando y resolviendo, para lo cual, mientras tanto, cree muy conveniente mantener al alcalde entre rejas y mantenerlo bien alejado de los papeles municipales, en evitación de que pudiera deshacerse de ellos.s.
Me entristece escuchar a algunos concejales del Ayuntamiento de Totana cuando afirman que su alcalde “no ha metido la mano” y que por eso ya es inocente. Hasta ocho delitos se le imputan por los jueces. No quiero pensar en lo que habría pasado si la “operación Tótem” se hubiese acunado en los brazos de la oposición. Ya conocemos de sobra las buenas maneras de los simpatizantes del pepé para mostrar su disconformidad política en la Plaza de la Constitución, apedreamiento de un alcalde incluido. Son únicos para dar clases de democracia. Es curioso, pero siempre están en disposición de llevarlos al Guinness.
Señoras y señores, Totana tiene un alcalde de lo más curioso. Está en la cárcel pero desde allí sigue rigiendo los destinos del pueblo, pese a los 8 delitos 8 que le han endilgado los encargados de endilgar estas cosas. No sé si esto es para echarse a reír o para ponerse a llorar. Yo creo que para las dos cosas. Estemos atentos porque nos llegan insólitos mensajes desde Sangonera para nuestra gobernación, pero eso sí, con amor.

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- Convenios urbanísticos para todos

Estamos hasta salva sea la parte de la engañifa del agua para todos, uno de los desvergonzados inventos de nuestra derecha regional una, grande y libre, tras estallarle a algún ilustrado los 100.000 millones de neuronas que por visto circulan por nuestro sistema nervioso. Sin embargo, la triste verdad es que, pese a las horribles pancartas que vienen afeando los balcones de los ayuntamientos gobernados por el pepé, esta es la santa hora en la que este personal no ha traído a la Región de Murcia ni un vaso de agua con que tomar bicarbonato. Pero, claro, a ellos, como en casi todo lo que sucede en política, en economía y cuanto pueda afectar al beneficio o al bienestar de la ciudadanía gobernada por los rojos, rojetes y rojillos, les trae sin cuidado mentir, propalar cuentos, ser contumaces en el error –al estilo calvinista- y permanecer perdidos por la caverna, sólo que en ésta, al contrario que la caverna platónica, no hay luz en el fondo sino una triste vela que se apaga continuamente.
Totana, mi pueblo, cuyo “buen nombre” ha intentado “salvar” un grupo de paisanos con no pocos infiltrados, confundiendo el culo con las cuatro témporas, que diría el inefable Camilo José Cela, cuando han sido nuestros dos últimos alcaldes los que han pringado toda esta historia que, muy al contrario, le está proporcionando una difusión inesperada, va a servir de ejemplo nacional para descubrir desaguisados urbanísticos, pelotazos, torcidas actuaciones municipales y el rosario de vicios administrativos que se otean en el horizonte en torno al ladrillo salvaje. ¡Soy más totanero que nunca!a!
Sin pretender hacer comparaciones con el tan traído y tan llevado roscón de Inocentes (aquí se empeñan en llamarlo de Reyes, pero no cuela), nuestro Ayuntamiento tendría que ir al libro Guinness de los récords. Nos referimos a la famosa tacada de la aprobación de 60 convenios urbanísticos por el Ayuntamiento de Totana en la anterior legislatura, donde Juan Morales presidía el Consistorio y el alcalde encarcelado enarbolaba la concejalía de urbanismo y del territorio y esas cosas tan peligrosas para andar jugando con ellas.
Mientras la pancarta insistía en el agua para todos, el guión y los papeles se repartían en los convenios urbanísticos que, a cambio de traer viruta –una parte por anticipado y el resto al entregar la mercancía, como en los buenos negocios- a las arcas municipales (¿cómo atender el enorme presupuesto dedicado a personal, las concentraciones gastronómicas en el comedor de campaña de la Balsa Vieja, los gastos suntuarios bajo el lema “lo que haga falta”, la explosión editorial sin parangón en ningún municipio de la Región, positivo por otro lado pero a costa de mucha viruta), ponía los alrededores de Totana en venta en una actuación municipal que descalifica per omnia saecula saeculorum a cuantos estamparon su firma en todos esos convenios que llevan colgando urbanizaciones y ridículos paraísos de falso ambiente mediterráneo.
“¿Y el agua?”, se preguntan los más sensatos. “Pero, oiga”, responden tras el balcón del Ayuntamiento: “¿no pedimos agua para todos? Pues eso”.
En todo este fregado que han organizado las señoras y señores de la derecha gobernante en Totana, con el señor alcalde y el señor diputado (me ahorro lo de ilustrísimos) a la cabeza, a los que varios centenares, o miles, como quieran ellos poner, que para eso son muy suyos, empezando por los tres cuartos de comunicación de mi pueblo, porque, a tenor de la información y análisis vertidos en este asunto del que ya llevamos un mes de trajines, siento decir que no llegan a medios; en todo este fregado, decía, sucede un hecho absolutamente lamentable. Y no es otro que el personal apenas si ve más allá de lo que le puede caer o le pueden endilgar al alcalde cuando le den el finiquito, y al diputado cuando pierda la patente de corso tras la que se escuda sin el más mínimo rubor. Porque más allá de todas estas cuestiones personales está, y esto es lo más importante, todo lo negativo que le puede caer a Totana por culpa de los convenios urbanísticos que, bien por sí mismos o individualmente, bien en conjunto, con una cifra de chalés, villas, casas, duplex o adosados, a elegir, sin duda alterarán su equilibrio en todos los sentidos hacia los que queramos apuntar: económico, cultural, paisajístico, ecológico, educacional, sanitario, costumbrista,,,
Todo porque unos señores que reciben el nombre de concejales (muy posiblemente, sin estar preparados para este menester tan serio) secundan a un jefe de filas que nos asusta de tanta honradez y buenas promesas que alientan sus mítines y declaraciones, ponen su firma en unos documentos llamados convenios urbanísticos que es lo más parecido a una sentencia de muerte (lenta pero segura) de los valores de un pueblo que se va a ver obligado a cambiar sus esquemas por el capricho de unos equipos de gobierno que les sobra desvergüenza política para seguir y les falta visión y algo más de lo que están proponiendo a nuestros descendientes.
Al cuento del agua para todos se une la crónica negra del convenios urbanísticos para todos. Y, en medio de todo, Totana en juego. Dimisión, por favor.

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