- El peperdón



La noticia política más interesante del momento en Totana, sin olvidar el oprobio, la vergüenza, y hasta el corrimiento de rímel que nos produce el pánfilo de nuestro alcalde en su irreverente contumacia, su desilustrísima y atascadísimo baranda de este pueblo tan peculiar, donde parte del personal aplaude a los delincuentes políticos de derechas, ha sido la exculpación de los concejales socialistas objeto de toda la última campaña municipal del pepé totanero para desprestigiar, insultar y echar por el suelo nombres y apellidos de quienes la Justicia, a través de la Audiencia Provincial, ha declarado exonerados de todos los cargos.

Mientras tanto, y he aquí la paradoja, los mismos jefes de filas, acólitos, clientes, amigos y algún que otro funcionario de los en el pleno de la formación del Ayuntamiento salido de las elecciones de 2007 aplaudieron a rabiar al escuchar, con un aire de Agustina de Aragón, liada a cañonazos con los franceses con su patriótico "¡No entrareis en Zaragoza!”, aquello de “¡Hay que pedir perdón!”, lo que se convertiría en un antológico mensaje pepero, son actualmente carne fresca de Juzgados, inculpados al por mayor, aspirantes a la cárcel y en libertad bajo fianzas millonarias y absolutamente tocados por su falta de decencia política, que de lo vergonzoso ha saltado ya a lo miserable. Y permanecen, para su vergüenza y rubor, callados.

Estos malabaristas de la mentira, estos titiriteros y saltimbanquis que llevan su inquina política en volandas a todos lados, puesto que no tragan más color que el suyo, pretenden seguir llamando “Ilustrísimo” a su Ayuntamiento (lo volverá a ser cuando ellos desaparezcan y acceda a él personal en el que el pueblo pueda confiar), y “primera autoridad” a quien ha perdido completamente los atributos de semejante y noble oficio, sólo apto para gente seria, con responsabilidad y no para vapuleados y revolcados por prensa, radio, televisión, webs (no subvencionadas por la viruta pública) y las personas con algunos centímetros de frente, cultura, honradez política y sin tragaderas.

La honorable Deitania Urbs de los romanos está bajando muchos enteros con este auténtico drama político, con ribetes de farsa y vodevil carcelario, en el que la han colocado las huestes del pepé totanero y sus señoritos de Murcia, incluyendo al Excelentísimo Señor Valcárcel, que mira para todos lados menos para donde tiene que mirar. Lo único que importa aquí es no poner el “limpio” partido a los pies de los caballos blancos que vienen al trote remoliendo la hierba, desentrañando tramas de comisiones, mostrando al personal el busilis de las operaciones urbanísticas de esta derecha, tan ladrillera o más, si cabe, que los pueblos mesopotámicos. Porque, como ya se sabe, en ese partido, aparte de meapilas en procesión, sólo hay gente honesta, responsable, gente guapa y bien peinada, sin jerseys de cuello vuelto, enemiga acérrima de la corrupción (sólo tienen 15 alcaldes imputados en la Región de Murcia por 1 sus enemigos políticos, los rojos); mejor dicho, 14, porque el todavía alcalde de Totana fue devuelto a los corrales del ostracismo político por no cumplir los requisitos reglamentarios, según el presidente de la Corrida, pero cuando ya estaban despachando el último toro de la temporada, todo hay que decirlo).

Pedir perdón, como hace la gente normal y corriente cuando se equivoca, está muy lejos de los códigos de conducta de esta tropa. No lo soportarían y hasta los cimientos de Génova se vendrían abajo por rectificar y dejar en buen lugar a sus enemigos “los rojos totaneros”. El estilo de estos fachas siglo XXI es la aplicación de una rancia filosofía de falsas acusaciones, con lo que se alimenta a los corceles sobre los que cabalgan y relinchan sus insaciables ganas de mentir.

En estos casos, lo mejor es revolver el calcetín, crear la confusión y excrementar el ambiente con un nuevo rosario de infundios, en lo que son consumados especialistas, en un escenario cuya representación podría mostrar a los tres magistrados firmantes de la sentencia enarbolando el carné del PSOE y al todavía alcalde de Totana convocando a sus adláteres a una manifestación y a una sesión de huevos fritos con chorizos en la plaza de la Balsa Vieja, como símbolos de la “Operación Tótem”, donde el presidente del Club de Mayores, por cuestión de vecindad y otros cosas evidentes, podría dar los nuevos gritos de rigor: “¡Totana. ¡¡¡Choricera!!!; ¡Totana! ¡¡¡Huevera!!!; ¡Totana! ¡¡¡Ladrillera!!!” Cualquier cosa menos pedir perdón, por supuesto.

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