- Maletines, carretas y bueyes


La “operación Totem” sigue su curso en Totana con importantes revelaciones. En mi pueblo todavía hay muchos empeñados en poner las carretas delante de los bueyes, y eso que no hace tanto que dejamos de ser agrícolas para pasarnos al bando del urbanismo versus ladrillo, bueno, quiero decir, los que se hayan pasado, que parecen bastantes por el ruido que arman con eso de tener al alcalde entre rejas sin fianza, sin que, por lo visto, se pregunten en serio y sin folklores políticos de baja estofa por qué será, siguiendo ese estilo tan peculiar que tiene la derecha a la hora de plantearse la realidad política, económica y social.

En los momentos de escribir estas líneas, escucho que el Partido Popular acaba de anunciar la expulsión de Juan Morales del grupo parlamentario y le exige el acta de diputado para que no campe por sus respetos, atendiendo a las últimas noticias publicadas en la prensa nacional donde ya se habla de maletines, cifras y hasta plazos de entrega, todo bien arregladito, vaya. En cuanto al actual alcalde, pese a lo que ya se precisa sobre su protagonismo en este gran negocio, el Partido Popular, de momento, evita pronunciar un veredicto posiblemente para no aguar la fiesta a sus seguidores totaneros, enfrascados en plataformas, tenderetes, martirologios, souvenirs y continuas rabietas. Si todo se confirma, más dura será la caída.

El asunto, queridos amigos, se va despejando como las borias mañaneras, mientras los populares de mi pueblo se organizan para reivindicar el buen nombre de Totana (que lo tiene a pesar de algunos afiliados y responsables de ese partido), cuando habría que agachar la cabeza por tener políticos que se prestan a lo que ya parece una seria evidencia; a jactarse de la captación de afiliados en estas circunstancias, como si eso fuese un síntoma de que nuestro alcalde ha sido enviado a la cárcel por la clásica mano negra que este personal siempre tiene escondida para casos recurrentes, y que el diputado Morales hace muy bien en enrocarse, como si estuviera jugando al ajedrez, y decir ¡miau! a la justicia, ahora que le rondan los maletines llegados desde la dulce Galicia, airiños, airiños, aires, airiños da minha terra…

A mi juicio, la cosa no está para alharacas, ni para tomar churros con chocolate a las puertas del Juzgado, ni para lanzar a bombo y platillo afiliaciones de adhesión a la primera autoridad, ni para plataformas que tratan de confundir y que hacen agua por todas las costuras, ni para salir a la calle a aplaudir a los que, a tenor de las últimas noticias difundidas por todos los medios de comunicación nacionales como Dios manda (aquí no sé si incluir a la Cope a pesar de sus conexiones con la divinidad y el aliento de los monseñores) han sido abiertamente imputados y tildados de principales sospechosos, a los hechos nos remitimos. Ni más ni menos que como corresponde a una autoridad judicial que maneja toda la información (todavía secreto de sumario, así que cosas veredes, amigo Sancho) y que los correligionarios de nuestro alcalde y de nuestro diputado (no olvidemos que donde estaba uno estaba el otro) se han dedicado a denostar, desprestigiar y patalear de la manera más grosera e irresponsable, haciendo una lamentable demostración de aplaudir lo que a todas luces se presenta como un flagrante delito de padre, madre y muy convenio urbanístico mío.

Yo creo que ha llegado el momento de dejar de alentar a falsos héroes y mártires, de cesar de arremeter contra quien está adoptando una postura responsable en todo este asunto y dejar de corear –con merchandising incluido- a los que, de momento, llevan todas las papeletas (y los décimos) de sospechosos y a los que el cerco se les va estrechando por pruebas que ya parecen incuestionables. La época de los mártires, en el sentido más clásico e histórico del término, pertenece a los tiempos del Imperio Romano. Ahora toca fabricar otros productos más acordes con la cruda realidad, les guste o no.

Maletines, carretas y bueyes, por este orden, hacen mala comitiva y peor camino. Los primeros fueron por delante y ya se va sabiendo su contenido, que no es precisamente un anís, y que a más de uno le arreglaría el cuerpo, ya que no el ánima. Las carretas, con los bueyes empujando por detrás, van dando bandazos y la cosa es probable que acabe a trompicones o quién sabe cómo, teniendo en cuenta la capacidad de reacción de los que andan siempre pidiendo entradas para el circo para ver a los mártires que ellos mismos intentan fabricar. En cuanto a los bueyes, pobrecitos, los han colocado de forma inadecuada, haciéndoles sufrir innecesariamente.

Claro que alguien podría pensar que, puestos a seguir con esta historia, no estaría mal poner a los bueyes los primeros, las carretas a continuación y encima los maletines, a ver hasta donde llegaría la penosa comitiva.

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