- Señores Martínez y Morales, ¡márchense ya!

Tras la visita de Juan Morales a la Sala de lo penal del Tribunal Superior de Justicia de Murcia, que no fue, precisamente, la visita del médico, ya tenemos sobre el papel, mientras el secreto de los sumarios andan bajo siete llaves, un panorama más completo de las actuaciones por las que son imputados esta saga de alcaldes del pepé (uno, el maestro; el otro, el oficial, pero, ¡hay que ver!, no sabe, no contesta).

De momento, la “libertad” les va a salir a ambos por los 45 millones de pesetas (¡quién lo diría, señores alcaldes!) retirada de sus respectivos pasaportes (¡quién lo iba a imaginar, ilustrísimos!) visitas de control al Juzgado de Totana (ya ni se fían de sus autoridades), amén de la espada de Damocles que pende sobre ellos. O sea, un alcalde imputado en ejercicio y un diputado que se resiste a ejercer pero no a cobrar, apoquinando viruta para no ir a la cárcel. ¿Qué clase de alcalde es éste, qué clase de diputado es aquél, y qué clase de pueblo es ese que los aguanta?

Hoy me reitero en que Totana no se merece esta vergüenza y este oprobio que están protagonizando estos dos cargos públicos que andan circulando bajo fianza y tomándole el pelo a la democracia (que no sé si tiene pelo, pero de esta se queda calva en mi pueblo), echando aceite por todos lados por su falta de ética y, a pesar de sus hinchas, burlándose del pueblo todo de Totana, que bastante tiene con este par de fichados por toda la prensa nacional y que tan descaradamente están ensuciando la vida municipal de la noble Deitania, que no el nombre de Totana, como pretende la plataforma de los íntimos del alcalde, en todo caso ensuciando sus propios nombres y apellidos, no se confundan.

En repetidas ocasiones he expresado las sensaciones que me produce esta historia de burla, descaro, desvergüenza y falta de ética, políticamente hablando, que estamos viviendo con la contumacia del alcalde, a la que ahora se une la del diputado al recibir el primer aviso. ¿Se imaginan ustedes la que habrían armado en Totana los señores del pepé, con los hoy encausados a la cabeza, en el caso de que esta plaga de corrupción se originara en un partido de la izquierda y siguieran en sus cargos? Veamos: caceroladas, manifestaciones (con posible asalto al Ayuntamiento e intentos de agresión a la primera autoridad, repitiendo escenas vividas de años atrás), coches con altavoces calentando a la población, pancartas hasta en las iglesias (con permiso de los párrocos, claro), concentración en la Balsa Vieja (con paella, faltaría más), machaqueo sin respiro en los medios de comunicación afines. Etc.

Por otro lado, el todavía diputado señor Morales, en baja laboral transitoria por brazos caídos, amparado en las prebendas de su plaza como “padre de la Región”, en expectativas de sumario, aunque los jinetes del Apocalipsis del cohecho cabalgan por el valle del Guadalentín, ha debido despertar un “mosqueo” de aúpa entre los jueces, a tenor de los 200.000 euros que le han endilgado para evitar la excursión a Sangonera. Pero aquí no pasa nada, aunque hayan tenido que pagar (¡y cómo!) por su “libertad”. Patético en un cargo público.

Y continúan en sus puestos, uno gobernando el pueblo (¡qué vergüenza!”) y el diputado cobrando de todos los murcianos, y sin trabajar. No está mal. ¡Qué bien se lo montan estos señores que bebieron en las fuentes políticas de la decencia y el orden de un partido de tan exquisitos vuelos. Habría que preguntarle al señor Rajoy, a ver qué opina, porque el señor Valcárcel está siempre a por uvas en estas cuestiones.

¿Me quieren decir ustedes cómo se puede tolerar –porque aguantar ya veo que se aguanta- esta situación tan denigrante? Y, mientras tanto, el alcalde, que vive una situación de trato como un vulgar delincuente, sigue convocando plenos y reuniones con los grupos de oposición, haciendo un alarde de ridículo político a diestro y siniestro, protagonizando, en fin, una de las más tristes páginas de la historia municipal de Totana.

Sin el más mínimo deseo de emular a ese gran monstruo de la política mundial que fue don José María Aznar, el comisionista, ante este feo asunto de la “corrupción masiva”, vamos a empezar a ir diciendo “señores Martínez y Morales, ¡márchénse ya!”, puesto que, por lo visto, no hay nadie que los pueda echar. De momento.

1 Comentario:

Anónimo dijo...

Querido Ginés Rosa, que razones deberían de tener los que hoy nos roban para continuar en su afán "recaudador".
Y todavía los partidos de la Oposición dialogan.... ¿para qué?
No quiero parte.
De dónde habrá salido ese dinero que sirve para dejar en libertad a un comprobado ladrón. ¿Damos pistas?
El Llanero Solitario.

Saludos

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