- Totana, singular e irrepetible



Por estos días me viene al caletre una de las páginas más negras de la reciente historia de Totana: el asalto al Ayuntamiento en la última legislatura socialista por la subida de impuestos, ataque frontal alentado en vengativa manifestación por el pepé de entonces, verdadero promotor de la algarada con vistas a la siembra de votos, (de lo que todavía están por avergonzarse oficialmente) con el hoy super-diputado en situación de baja laboral por presión, más que por depresión, ilustrísimo e imputadísimo señor Morales, antaño jefe de la leal oposición, acompañado de su delfín Martínez Andreo, el hogaño bochornoso y ridículo alcalde de Totana, que está conduciendo al Ayuntamiento y al pueblo, esto es, al personal, a una situación de auténtico surrealismo.

Si en el histórico asalto que comentamos, con intentos de agresión incluida al alcalde Martínez Baños, la derecha se puso en pie de guerra contra elrojo infiel hasta con anuncios en unidades móviles con altavoces, como si de una función de circo se tratara, la precaria situación por la que está atravesando actualmente la institución no sólo mantiene en silencio a las obedientes huestes y mesnadas que celebran con cohetes y petardos de todo a 100 que al alcalde sólo le resten ya ocho imputaciones con la Justicia, sino que hasta le parece bien todo este cúmulo de desatinos y tropelías políticas.

Pasada la moviola por aquellos indignos y luctuosos acontecimientos, que dieron la medida de la escasa instrucción democrática de organizadores y forofos, volvemos a la actualidad que nos ha traído, muy posiblemente, los peores años de la vida municipal totanera desde el siglo XVIII, en que fue declarada Alcaldía Mayor, un baldón que se lo viene ganando a pulso el impresentable alcalde, y digo impresentable porque, entre otros atributos, ¿cómo puede seguir siendo alcalde un personaje que “goza” de libertad condicional desde hace casi un año?

Una vida municipal inmersa en una situación económica con un profundo agujero económico que, pese a la larga cola de acreedores, no impide que el alcalde se vaya de compras y se traiga un coche de lujo de no sé cuantos kilos de pesetas, chófer incluido y del pesebre, claro. En fiestas podía ponerle una bocina y llevar bien alto de volumen aquello de:

¡Conducir, conducir!”
¡Embalar, embalar!    
           Y tocar la bocina al compás:
¡Pááhhhh.páááhhh´!    

Una vida municipal que ha multiplicado cargos, concejales liberados, sacudiéndose servicios que se ponen en manos de empresas privadas, hablándole al pueblo del sexo de los ángeles, repartiendo la viruta de todos por los del pesebre oficial, poniéndole puertas al campo, pataleando porque no se aprueba el PGOU con su secuela de alta especulación urbanística, subiendo los impuestos (¿habría que asaltar el Ayuntamiento otra vez?), gastándose el dinero que no tienen presupuestado en restaurantes y dietas que no falten, oiga... ¡Un auténtico desastre!

En fin, una vida municipal sin rumbo pero con tronío para malgastar y hacer de lo no procedente una especie de gimnasia diaria en virtud de los tantísimos votos que los totaneros depositaron como prueba de confianza (digo) y que ahora se han convertido en una continua y sangrante engañifa, todo dirigido por el fenómeno de su gran jefe y sus 12 apóstoles que a buen seguro caerían en estado místico en una nueva penúltima cena (con cargo al presupuesto, claro), con permiso de don Leonardo.

Totana, mi pueblo, ciudad alfarera (cada vez menos, lamentablemente), singular e irrepetible. Ya nos van conociendo por eso.

1 Comentario:

Anónimo dijo...

Legalmente puede serlo.
Para que eso no fuera posible, tendria que haber una condena en firme, y despues podria ser recurrida a instancias superiores, una vez condenado se supone que llevaria consigo la condena, la inhabilitacion para obstentar cargo público alguno, entonces se ira... o lo echará la justicia.
La democracia permite la presunción de inocencia, incluso cuando todas las pruebas indiquen la posibilidad de delito, o mejor la presuncion de la existencia de delito.
A que las prisas?
Miremos como se hicieron las cosas en otros casos. Lease incremento de zona urbanizable en la Balsa Vieja, entre otras.
Y nadie se rasgó las vestiduras.
Y eso fué un favor municipal a una empresa afín.
Lo que ha de llegar , llegará.

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