- El lenguaje de las urnas

Las urnas electorales han puesto en boca de todos una conocida expresión: se dice que hablan, de ahí el “lenguaje de las urnas”. En una cosa nunca se equivocan: que dan la victoria al partido que más votos consigue, y es que con mucha frecuencia los votos no explican toda la realidad política del momento. Habría que decir que las urnas tienen, por encima de todo, su lógica interna, una especie de ilógica que desborda razonamientos, el sentido común y, en general, los acontecimientos.

Una vez más, en esta ocasión a raíz del 9-M, hemos de volver la vista a Totana. Por medio de una lectura desapasionada de los últimos acontecimientos que la han hecho tristemente famosa por culpa del censurable comportamiento político del partido que la gobierna desde el Ayuntamiento, a la vista de los resultados electorales, acaba de premiar con los votos a la entidad que anda metida en el pringue de la corruptela urbanística, a cuya cabeza figura un ocho veces imputado alcalde que, en puesto de ir sorteando su cuestionado cargo y nombre al frente de un consistorio que merece mejor inquilino, hace ostentación pública de sus miserias políticas y se prodiga en actos de todo carácter, cuando el sentido común aconseja no hacer ostentación de su condición de excarcelado bajo fianza millonaria, mucho menos cuando se es alcalde, todavía.

Totana, tras las elecciones, se reafirma todavía más, mucho más, diría yo, en su condición de sociedad que premia a los corruptos. No hay más que mirar la aplastante victoria de la derecha en las urnas de Totana, aunque no se trate de una contienda municipal. La referencia más clara de la antítesis de esta paradoja política la encontramos en Los Alcázares, donde la población ha castigado al psoe tras lo sucedido con su ex-alcalde socialista. Pero, claro, en Totana somos muy distintos y aquí premiamos al partido acusado de corruptela en las personas de un diputado y ex-alcalde y a su sucesor por cuestiones urbanísticas que no se sostienen y que el consistorio actual quiere aprobar como sea, sin importarle miles de alegaciones y los hechos gravísimos, pendientes de sentencia, en torno a estas dos personas, una de ellas oficialmente engalanado con la aureola de la corruptela.

Me da que pensar esta respuesta colectiva en una situación tan vergonzosa para el consistorio totanero, donde la palabra “delito” revolotea por encima de sus tejados. Me da que pensar que buena parte de mis paisanos, alentados y sumidos en las prácticas políticas de un partido desleal, mentiroso por vocación y oficio, que persigue el poder sin importarle las formas y los instrumentos a contribución, han aclamado (¡¡¡!!!) con sus votos el pasado domingo una situación digna de estudio sociológico, castigando a los que no han hecho otra cosa que criticar una nefasta política urbanística y combatir, como tiene que ser, las actividades delictivas de los políticos de cualquier signo, santo y seña.

Me da que pensar, por último, un equipo de gobierno que se permite el lujo de montar un pleno exclusivamente para tratar del asunto de la lista de comercios totaneros, como si estos señores del pepé fueran los adalides de la libertad y los derechos ciudadanos, ellos, que no saben respetarlos o se han burlado de tantas cosas: ley de dependencia, educación de la ciudadanía, ley de oportunidades, etc. Miles de euros para montar este pleno rocambolesco, dislate nacido en un partido sin puntos cardinales, en vísperas de las elecciones, despreciando la libertad de los ciudadanos de hacer las listas que les vengan en gana (yo me pronuncié con mi opinión en contra de esta práctica), olvidando que la patronal pepera hizo lo propio y con carácter nacional con los productos catalanes... Y, de paso, haciendo, una vez más, el ridículo ante la sesuda opinión pública.

Las urnas han hablado, ya lo creo. En Los Alcázares y en Totana, por poner un ejemplo manifiesto. Junto a las tranquilas aguas del Mar Menor, el pueblo soberano ha enarbolado un voto de castigo, mientras que en Totana al personal le ha dado por premiar a los que están acusados de corrupción y otras lindezas.

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